lunes, 26 de marzo de 2012

PALABRA DE VIDA

DOMINGO DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA



“Queremos ver a Jesús".
Aquellos griegos que querían ver a Jesús eran hombres piadosos, temerosos de Dios, y habían oído cosas admirables de un nuevo profeta de Galilea. Representan a todos aquellos que de un modo u otro buscan a Jesús y quieren abrirse a su presencia.
“Como aquellos peregrinos de hace dos mil años, los hombres de nuestro tiempo, quizá no siempre conscientemente, piden a los creyentes de hoy no solo hablar de Cristo, sino en cierto modo hacérselo “ver”. ¿Y nos es quizás cometido de la Iglesia reflejar la luz de Cristo en cada época de la historia y hacer resplandecer su rostro?”
Querer ver a Jesús es ya un principio de fe. Toda búsqueda ya es un anticipo de encuentro. Ojalá todos tuviéramos este deseo de ver y conocer más y mejor a Jesús, para ello solamente es necesario:
-Desear verlo, desear buscarlo con todas las fuerzas de nuestro corazón.

-No pretender ponerlo a nuestro servicio, no querer usarlo para nuestro provecho. Los hombres tenemos con frecuencia la tentación de domesticar a Dios, aunque sea de manera inconsciente.
-Tener una mirada humilde y atenta para reconocer su huella. La creación entera nos habla de Dios, en todo ser viviente reconocemos la huella de Dios, su imagen y semejanza.
-Saber descubrir su rostro en los pobres y pequeños, en los sencillos.
“No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos. Comunicad a los demás la alegría de vuestra fe. El mundo necesita el testimonio de vuestra fe, necesita ciertamente a Dios”.
Cada uno de nosotros debe reflejar algún destello de Cristo.



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