sábado, 28 de enero de 2012

PALABRA DE VIDA

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B


Lectura del santo evangelio según san Marcos

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: -«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.». Jesús lo increpó: -«Cállate y sal de él.» El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: -«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen». Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

¡Jesús enseña con autoridad!.
En el evangelio de hoy, Jesús entra el sábado en la sinagoga. Los que le oyeron “se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad”. Y curó a uno que estaba poseído por el mal.
¿Qué nos quiere decir Jesús?
Jesús cada domingo nos visita, nos enseña con autoridad y cura el mal de nuestros corazones.
-está siempre disponible.
-su mensaje es claro, se le entiende bien.
-cree lo que dice: habla con convicción.
-enseña con gestos, con la vida.
-vive lo que enseña: palabras y obras, es coherente.
-su Palabra cura, sana corazones, traumas, miedos.
-nos quiere, nos conoce a cada uno y sabe lo que necesitamos.
-enseña a vivir, a encontrar sentido, da respuesta a las necesidades.
¡Ven, escúchale, admírale!
Comprométete cada domingo a hacer silencio, escuchar su Palabra, admirarnos de ella, dejarnos curar.

Señor Jesús: Tú hablas con autoridad, convences porque tus palabras van acompañadas de gestos. Hablas con convicción e integridad de vida. Transparentas a Dios y te pones al servicio de todos.

Señor, sé la energía de nuestros actos, el motor de nuestra fuerza y el amor de nuestros gestos. Haznos gratuitos, cercanos, para alumbrar oscuridades y ser compañeros de vidas.

Que nuestro obrar sea una respuesta convincente y salvadora.
Sánanos y haznos como tú, maestros, educadores, transmisores de humanidad, generadores de vida.

PREPARANDO EL DOMINGO

ENSEÑANZA UNIVERSAL

sábado, 14 de enero de 2012

PALABRA DE VIDA

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B


Lectura del santo evangelio según san Juan

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
-«Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:-«¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: -«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: -«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).»

“Maestro, ¿Dónde vives?”… “Venid y lo veréis”.

“A muchos, el Señor los llama al matrimonio, en el que un hombre y una mujer, formando una sola carne (cf. Gn 2, 24), se realizan en una profunda vida de comunión. Es un horizonte luminoso y exigente a la vez. Un proyecto de amor verdadero que se renueva y ahonda cada día compartiendo alegrías y dificultades, y que se caracteriza por una entrega de la totalidad de la persona. Por eso, reconocer la belleza y bondad del matrimonio, significa ser conscientes de que solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor matrimonial.
A otros, en cambio, Cristo los llama a seguirlo más de cerca en el sacerdocio o en la vida consagrada. Qué hermoso es saber que Jesús te busca, se fija en ti y con su voz inconfundible te dice también a ti: «¡Sígueme!» (cf. Mc 2,14).” (Benedicto XVI, JMJ Madrid 2011, Vigilia de Oración).

Ante cualquier llamada: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”
Dios te llama, cierra los ojos, pon tus manos en sus manos, y entrégate.
Dios te llama, no temas nada, di que sí.
Dios te llama, agradécele. Él se ha fijado en ti, fíjate siempre en Él.
Dios te llama, María, Virgen, Madre, enséñame.