domingo, 5 de agosto de 2012

PALABRA DE VIDA

DECIMOOCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO B



“Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, nunca más tendrá hambre”
En las Escrituras, se cuestiona la ternura de Dios por el mundo, y leemos que "Dios amó tanto al mundo, que le entregó a su Hijo" Jesús para que sea como nosotros, y nos anuncie la buena noticia de que Dios es amor, que Dios os ama y me ama. Dios quiere que nos amemos unos otros, como él nos ha amado (cf Jn 13,34).
Todos nosotros sabemos, mirando la cruz, hasta qué punto Jesús nos ha amado. Cuando miramos la Eucaristía, sabemos cuánto nos ama ahora. Por eso, él mismo se hizo "pan de vida" con el fin de satisfacer nuestra hambre con su amor, y luego, como si esto no fuera suficiente para él, se convirtió él mismo en hambriento en indigente, en desalojado, con el fin de que vosotros y yo, pudiéramos satisfacer su hambre con nuestro amor humano. Porque para esto hemos sido creados, para amar y ser amados. (Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad.)
Jesús, palabra viva y alimento de mi vida.
Haz que lleve a la práctica la Palabra que he leído y acogido en mi interior, de suerte que sepa contrastarla con mi vida.
Concédeme transformarla en lo cotidiano para que pueda hallar mi felicidad en practicarla y ser, entre los que vivo, un signo vivo y testimonio auténtico de tu Evangelio de salvación.