viernes, 30 de septiembre de 2011

¡¡¡ COMIENZA EL CATECISMO !!!


EL PRÓXIMO DOMINGO, 2 DE OCTUBRE, A LAS 11.00 DE LA MAÑANA
COMIENZA LA CATEQUESIS PARROQUIAL.

NO PIERDAS LA OCASIÓN DE CELEBRAR JUNTOS LA EUCARISTÍA DOMINICAL, PARA CONOCER MÁS A JESÚS, ORAR SABIENDO QUE DIOS TE ESCUCHA Y ASÍ VIVIR COMO UN BUEN CRISTIANO.

¡¡¡ TE ESPERAMOS !!!

PREPARANDO EL DOMINGO

HISTORIAS DE AMOR

sábado, 17 de septiembre de 2011

PALABRA DE VIDA

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A



Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»

Una vez más Jesús nos muestra “mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos”. Dios es justo, pero por suerte, para ti y para mí, no lo es a la manera en que nosotros lo somos. Dios no tiene calderilla, nos da a todos la paga entera, o acaso “¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.
No importa la hora en la que Jesús se encuentre contigo en el camino de la vida, importa la generosidad de la respuesta.
Escuchemos la llamada que Dios nos hace a estar con El, y vayamos también nosotros a trabajar a su viña.

PREPARANDO EL DOMINGO

DIOS ES GENEROSO

NUNC COEPIT - AHORA EMPIEZO

Ahora empiezo, son dos palabras que uno tiene en los labios a diario, podría decirte que casi me levanto con ellas cada día.
Hoy en el Palacio de Congresos, en Santiago de Compostela, nuestro Arzobispo Don Julian nos ha convocado a todos los que desempeñamos alguna función en las parroquias, y por lo tanto también en la diócesis a participar en la Asamblea Diocesana. Me parece que es otro modo de decir "ahora empiezo",
se presenta en nuevo Plan Pastoral Diocesano, centrado esta vez en la Palabra de Dios.
Este curso diremos muchas veces "Señor tu tienes palabras de vida eterna".
Para ir abriendo boca te presentamos este video en donde la Palabra, la música y las imagenes, nos introducen en nuestro Plan Pastoral.


sábado, 10 de septiembre de 2011

PALABRA DE VIDA

XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A


Lectura del santo evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»

 Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

El rencor, la ira, la venganza y el odio son caminos de muerte.
Aventurarse por estos caminos es privarse de la misericordia y el perdón que Dios concede a quien pone en práctica el mandamiento del amor al prójimo.
Perdonar no es fácil. Pero Jesús cambia el registro: el perdón que hemos recibido, manifestado en la cruz, tantas veces experimentado en el sacramento de la confesión, será en adelante sin límite y nos exige, también a nosotros, “perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”; perdonar de “corazón, sinceramente, sin medida.
Dios es compasivo y misericordioso. Tu y yo, que nos llamamos católicos, hemos de ser en nuestra vida reflejo de esa compasión y misericordia de Dios.

PREPARANDO EL DOMINGO

BUSCANDO SOLUCIONES

miércoles, 7 de septiembre de 2011

PALABRA DE VIDA



XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A



Lectura del santo evangelio según san Mateo:



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»



Los creyentes, somos bienaventurados porque hemos sido tocados por el Señor con el don de la fe, pero que no por eso somos puros y perfectos, sino que seguimos siendo pecadores. Jesús camina por delante de nosotros, enseñándonos el camino de perfección.

Una parte de esta enseñanza consiste en corregirnos, señalarnos nuestras incoherencias, nuestras deficiencias, nuestros pecados. Jesús nos lo enseña hoy, con realismo, de manera directa y explícita: la corrección fraterna es parte esencial de la vida de la comunidad de los discípulos, de la comunidad eclesial.

Desde luego es un encargo difícil: precisamente por nuestra condición de pecadores estamos necesitados de corrección; pero es esa misma condición la que nos dificulta la tarea.

Una manera de superar esta dificultad puede consistir en que nos pongamos en primer lugar, no en el lugar del que ha de corregir, sino en el del corregido. Sabiéndome limitado, imperfecto y pecador, tengo que estar abierto a que me ayuden a superarme mediante la corrección fraterna. Este es también un arte difícil: implica no sólo la humildad de reconocer mis limitaciones, sino también, lo que se nos hace más cuesta arriba, reconocerlas ante los demás, incluso permitir que ellos me las descubran. Con frecuencia nos volvemos herméticos a las observaciones de los otros, nos defendemos de ellas sea con malos humores y agresividad, sea con indiferencia y soberbia; como si fuéramos ya perfectos y no estuviéramos necesitados de esa ayuda que estimula nuestro crecimiento cristiano.

En todo caso, el evangelio de hoy nos invita a meditar sobre esta función

La mejor forma de poner en práctica esta importante dimensión evangélica de la corrección fraterna, en realidad la única, es contemplarla como una modulación de lo único que nos debemos y que resume toda la ley: el amor. El amor es el único camino de perfeccionamiento por el que nos llama Jesús. Y el amor, que es la disposición a dar la vida por los hermanos, incluye también la disposición sincera a sufrir por ellos, sea porque nos corrigen, sea porque tenemos que corregirlos de un modo u otro.

PREPARANDO EL DOMINGO

QUE DIFICIL ES AMAR