CONSIDERACIONES
CADUCIDAD: La ceniza sobre nuestras cabezas quiere
expresar el reconocimiento de nuestra condición humana, tan limitada y
corruptible. Así lo expresa una de las fórmulas con las que el sacerdote puede
imponerla a los fieles: “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”. La
ceniza habla de caducidad, de lo perecedero. La ceniza es también signo de la
posibilidad de resurgir. En el fuego quedan siempre en el rescoldo las cenizas.
VIDA. La ceniza simboliza el árbol quemado y
calcinado. Fue precisamente en un árbol -el árbol de la cruz- donde Jesucristo
fue crucificado. Evoca la cruz y anticipa también la Pascua. El árbol de la
cruz es el árbol de la vida.
HUMILDAD: La ceniza nos llama asimismo a la
humildad, a la austeridad. Nos alerta sobre el orgullo y la autosuficiencia.
¡Qué más pobre e insignificante que la ceniza!
LIBERACIÓN: La ceniza nos interpela a poner el
fundamento de nuestra existencia en Jesucristo, Hoja y Árbol perennes. Sólo El
nos puede liberar de la destrucción, de la corrupción y de la muerte. Cristo es
la verdadera y única medicina de inmortalidad y eternidad.
CONVERSIÓN: La ceniza es símbolo de conversión. Por
eso, al imponer la ceniza, la fórmula más usada es la que dice: “Arrepiéntete y
cree en el Evangelio”.
Considera la ceniza que Dios quiere, y al recibirla
hoy busca comenzar la cuaresma intentando:
1.- No gloriarte de ti mismo: Tus talentos los
recibiste para servir.
2.- No ser dueño de nada: eres sólo un humilde
administrador.
3.- Buscar las cosas sencillas y humildes, de los
pequeños gestos cotidianos.
4.- Vivir el momento presente en compromiso y
esperanza, vislumbrando en el quehacer de cada día el rostro de la eternidad.
más que ceniza, ese plato parece un cocido!!!! Unhaa aperta, campeón
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