jueves, 30 de marzo de 2017

CUARTO JUEVES DE CUARESMA


EVANGELIO DEL DÍA (Jn 5, 31-47)
«el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.
(…) Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése si lo recibiréis».

En el mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que todo marche igual sin Él. Pero al mismo tiempo existe un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos. Dios es un Padre que nunca deja de pensar en nosotros y, respetando totalmente nuestra libertad, desea encontrarse con nosotros y visitarnos; quiere venir, vivir en medio de nosotros y permanecer en nosotros. Viene porque desea liberarnos del mal y de la muerte, de todo lo que impide nuestra verdadera felicidad, Dios viene a salvarnos.
Oración: "Señor, viniste y no te recibimos... palabras que me recuerdan la Navidad sin posada. Ahora vas a dar tu vida por mí, los discípulos te dejaron solo. Solo llegaste al mundo y solo entregaste tu vida. ¿Voy a intentar que eso cambie en mi vida?".

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