En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le
acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo
y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo,
mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al
esposo, y entonces ayunarán». (Mt 9, 14-15)
Hoy, primer viernes de Cuaresma nos podemos
preguntar: ¿cuál es el verdadero ayuno? «Partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte
de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus
heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor» (Is
58,7-8). A Dios le gusta y espera de nosotros todo aquello que nos lleva al
amor auténtico con nuestros hermanos.
La dimensión caritativa del ayuno, que nos dispone
—desde lo profundo de nuestro corazón— a prepararnos para la Pascua con un
esfuerzo para identificarnos, cada vez más, con el amor de Cristo que le ha
llevado hasta dar la vida en la Cruz. En definitiva, «lo que todo cristiano ha
de hacer en cualquier tiempo, ahora hay que hacerlo con más solicitud y con más
devoción» (San León Magno, papa).
No hay comentarios:
Publicar un comentario