sábado, 1 de abril de 2017

SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

“Cristo acusado por los fariseos” (detalle) (1308-1311). Duccio di Buoninsegna

EVANGELIO DEL DÍA (Jn 7, 40-53)
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».

El Evangelio nos dice que los hombres se admiraban de las palabras de Jesús, pero pocos le conocían realmente. Es que a Jesucristo sólo se le alcanza con el “salto” de la fe. La fe es la puerta que nos hace entrar en la amistad con Cristo. Esta fe en Él, no es un pensamiento, una idea, o una opinión que nos hacemos de Jesucristo. La fe es amistad con Él. La fe, si es verdadera, se hace vida. Nicodemo, a pesar de la oposición que encontró en los demás y del ambiente en su contra, no dejó tambalear su fe. De la dificultad, su fe salió más templada, más robusta, porque no se nutrió de palabras o de ideas humanas, sino del encuentro con Jesús mismo.
“¡Cuántos, también en nuestro tiempo, buscan a Dios, buscan a Jesús y a su Iglesia, buscan la misericordia divina, y esperan un ‘signo’ que toque su mente y su corazón! (…) Jesús muerto y resucitado es el signo absolutamente suficiente. En Él podemos comprender la verdad de la vida y obtener la salvación. (…) Por tanto, la fe cristiana no es ideología, sino encuentro personal con Cristo crucificado y resucitado. De esta experiencia, (…) surge un nuevo modo de pensar y de actuar: como testimonian los santos, nace una existencia marcada por el amor» (Benedicto XVI, 26 de marzo de 2006).

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