jueves, 6 de abril de 2017

QUINTO JUEVES DE CUARESMA


EVANGELIO DEL DÍA (Jn 8,51-59)

«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».

En esta Cuaresma debemos preguntarnos si creemos que Cristo es Dios. Si la respuesta es sí, debemos obrar en consecuencia. Su promesa es firme: si guardamos su palabra, jamás veremos la muerte. Es decir, si estamos en gracia, estamos en la vida eterna y, a su debido tiempo, resucitaremos para estar con Dios por toda la eternidad.
No cabe decir que creemos en Cristo si no mantenemos su palabra. No cabe reconocer la soberanía de Dios si no le entregamos la soberanía plena sobre nuestras vidas. No cabe vivir en pecado sin conversión, no cabe no arrepentirnos cuando, por nuestra debilidad o rebeldía, pecamos. La confesión es el instrumento que Dios nos da para agarrarnos a la vida eterna. Para eso murió Cristo en la cruz. Para que nuestros pecados sean perdonados. Y para que la conversión sean verdadera y no efímera nos envió el Espíritu Santo, cuya obra limpia nuestra alma y nos hace crecer en santidad.
Concédenos Señor, reconocer tu Majestad y tu Realeza en nuestras vidas, para que podamos andar en tus caminos y ser instrumento de la salvación de muchos.

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