martes, 4 de abril de 2017

QUINTO MARTES DE CUARESMA

 
Queridos jóvenes, al clausurar el Año Santo os confío el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención” (Roma, 22 de abril de 1984).


EVANGELIO DEL DÍA (Jn 8, 21-30)
«Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que «Yo soy»

Hoy, martes V de Cuaresma, a una semana de la contemplación de la Pasión del Señor, Él nos invita a mirarle anticipadamente redimiéndonos desde la Cruz.
Sus brazos abiertos, extendidos entre el cielo y la tierra, trazan el signo indeleble de su amistad con nosotros los hombres. Al verle así, alzado ante nuestra mirada pecadora, sabremos que Él Es.
En nuestro camino, la cruz es el punto de referencia. Es un faro en nuestro peregrinar. El que quiera venir en pos de mí, tome su cruz cada día y sígame.
Ciertamente debemos estar atentos a seguir el camino verdadero.
Que nuestra mirada a la Cruz, mirada sosegada y contemplativa, sea una pregunta al Crucificado, en que sin ruido de palabras le digamos: «¿Quién eres Tú?». Él nos contestará que es «el Camino, la Verdad y la Vida», la Vid a la que sin estar unidos nosotros, pobres sarmientos, no podemos dar fruto, porque sólo Él tiene palabras de vida eterna.
Quiero guardar el silencio necesario que me lleve a una auténtica contemplación de Cristo, camino, verdad y vida, que abrirá los ojos de mi corazón.




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