martes, 24 de noviembre de 2015

CONOCIENDO LA FE

PURGATORIO


Después del Juicio tres realidades en las que la fe católica nos invita no sólo a pensar, sino también a meditar, el purgatorio, el infierno y el cielo. Tres estadios que forman parte de las realidades que hemos de creer, conocer nuestro fin y nuestro destino nos ayuda a vivir nuestra existencia terrena valorando lo que Dios Padre nos ofrece.
 
¿Qué es el purgatorio? ¿Es para siempre?
Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos, que es completamente distinta del castigo de los condenados.
 
Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: «Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado» (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.
 
¿Podemos ayudar a los difuntos que se encuentran en el estado del purgatorio?
Sí. Puesto que todos los bautizados forman una comunión y están unidos entre sí, los vivos pueden ayudar a las almas de los difuntos que están en el purgatorio.
 
Una vez que el hombre ha muerto, ya no puede hacer nada para sí mismo. El tiempo de la prueba activa se ha terminado. Pero nosotros podemos hacer algo por los difuntos que están en el purgatorio. Nuestro amor alcanza el más allá. Por medio de nuestros ayunos, oraciones y buenas obras, y especialmente por la celebración de la Sagrada Eucaristía, podemos pedir gracia para los difuntos».
 
¿Qué es el purgatorio?
El purgatorio, a menudo imaginado como un lugar, es más bien un estado. Quien muere en gracia de Dios (por tanto, en paz con Dios y los hombres), pero necesita aún purificación antes de poder ver a Dios cara a cara, ése está en el purgatorio.
 
Cuando Pedro traicionó a Jesús, el Señor se volvió y miró a Pedro: «Y Pedro salió fuera y lloró amargamente». Éste es un sentimiento como el del purgatorio. Y un purgatorio así nos espera probablemente a la mayoría de nosotros en el momento de nuestra muerte: el Señor nos mira lleno de amor, y nosotros experimentamos una vergüenza ardiente y un arrepentimiento doloroso por nuestro comportamiento malvado o quizás «sólo» carente de amor. Sólo después de este dolor purificador seremos capaces de contemplar su mirada amorosa en la alegría celestial perfecta.

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