domingo, 17 de abril de 2011

SEMANA SANTA ////// DOMINGO DE RAMOS


«Jesús iba hacia Jerusalén, marchando a la cabeza. Al acercarse a Betfágé y Betania, junto al monte que llaman de los Olivos, mandó a dos de sus discípulos diciéndoles:
-Id a esa aldea de enfrente: al entrar encontraréis un borrico atado en el que nadie se ha montado nunca. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué razón lo desatáis, contestadle que el Señor lo necesita.
Ellos fueron y encontraron lo que les había dicho. Mientras desataban el borrico, los dueños les preguntaron:
-¿Por qué desatáis el borrico? Contestaron ellos:
-El Señor lo necesita.
Se lo llevaron a Jesús, aparejaron el burro con sus mantos y ayudaron a Jesús a montarse. Según iba él avanzando, alfombraban el camino con los mantos. Cuando ya se acercaba, en la bajada del monte de los Olivos, los discípulos en masa, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los milagros que habían visto, diciendo:
-¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Del cielo paz y a Dios gloria!
De entre la gente, unos fariseos le dijeron: -Maestro, reprende a tus discípulos.
Él replicó:-Os digo que si éstos se callan gritarán las piedras. Al acercarse y ver la ciudad, le dijo llorando:
-¡Si también tú comprendieras en este día lo que lleva a la paz! Pero no, no tienes ojos para verlo. Y la prueba es que va a llegar un día en que tus enemigos te rodeen de trincheras, te sitien, aprieten el cerco, te arrasen con tus hijos dentro, y no dejen piedra sobre piedra, porque no reconociste la oportunidad que Dios te daba».

Ramos pacíficos
para denunciar toda injusticia,
para combatir toda opresión,
para borrar toda frontera,
para superar cuanto divide a los hombres,
para propiciar el desarme...,
para ofrecer un perdón sin condiciones,
para cantar al hombre nuevo,
para acercar a los que están lejos,
para enseñar a compartir,
para enseñar a hablar en una misma lengua,
para aprender a rezar juntos,
para ser testigo del amor,
para perdonar todas las deudas y los intereses.
Señor, aquí me tienes,
haz de mi un instrumento de tu paz y de tu amor. Amén

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