IV DOMINGO DE CUARESMA – CICLO A
Lectura del santo evangelio según san Juan
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
Hoy también hay ciegos:
Los que sólo ven la fachada, valoramos más a las personas por lo físico, por su poder o su riqueza, por su saber.
Los que sólo son capaces de ver con los ojos del cuerpo y no utilizan los ojos del corazón.
Los que sólo ven lo que quieren ver.
Los que no son capaces de ver el misterio, aferrándose a una visión meramente científica.
Los que sólo aceptan su visión y fanatizan su punto de vista, que siempre será una mínima parte de la verdad.
Los que no tienen deseos de ver más.
Los que son ciegos para ver sus defectos, pero son unos linces para ver los defectos de los demás.
Los que no saben ver las cosas buenas y bonitas de la vida.
Reconoce y acepta tus cegueras. Abre tu corazón a Cristo y acéptale en tu vida.
Una sugerencia en Cuaresma ¡¡Confiésate!!
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