Lectura
del santo evangelio según san Mateo
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de
viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó
cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su
capacidad; luego se marchó.
El que
recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco.
El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió
uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de
mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas
con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros
cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco."
Su señor
le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel
en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Se acercó
luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me
dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien.
Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un
cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente,
se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a
esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en
el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses.
Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará
y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese
empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el
rechinar de dientes."»
Palabra del Señor
“La (parábola) de los talentos, nos hace
reflexionar sobre la relación entre cómo empleamos los dones recibidos de
Dios... Conocemos bien la parábola: antes de su partida, el señor entrega a
cada uno de sus siervos algunos talentos para que se empleen bien durante su
ausencia. Al primero le da cinco, al segundo dos y al tercero uno. En el
período de ausencia, los primeros dos siervos multiplican sus talentos,
mientras que el tercero prefiere enterrar el suyo y devolverlo intacto al
señor. A su regreso, el señor juzga su obra: alaba a los dos primeros, y el
tercero es expulsado a las tinieblas, porque escondió por temor el talento,
encerrándose en sí mismo. Un cristiano que se cierra en sí mismo, que oculta
todo lo que el Señor le ha dado, es un cristiano... ¡Es un cristiano que no
agradece a Dios todo lo que le ha dado! Esto nos dice que la espera del retorno
del Señor es el tiempo de la acción —nosotros estamos en el tiempo de la acción—,
el tiempo de hacer rendir los dones de Dios no para nosotros mismos, sino para
Él, para la Iglesia, para los demás; el tiempo en el cual buscar siempre hacer
que crezca el bien en el mundo. Y en particular hoy, en este período de crisis,
es importante no cerrarse en uno mismo, enterrando el propio talento, las
propias riquezas espirituales, intelectuales, materiales, todo lo que el Señor
nos ha dado, sino abrirse, ser solidarios, estar atentos al otro…
Apostad por ideales grandes, esos ideales
que ensanchan el corazón, los ideales de servicio que harán fecundos vuestros
talentos. La vida no se nos da para que la conservemos celosamente para
nosotros mismos, sino que se nos da para que la donemos. ¡Tened un ánimo
grande! ¡No tengáis miedo de soñar cosas grandes!.” (Francisco, Audiencia
General, 24/abril/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario