Lectura del santo evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, cuando salía Jesús
al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: -«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida
eterna?»
Jesús le contestó: -«¿Por qué me llamas bueno?
No hay nadie bueno más que Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra
a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: -«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le
dijo: -«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los
pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se
marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus
discípulos: -«¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de
Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas
palabras. Jesús añadió: -«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios
a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar
por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: -«Entonces,
¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando. y les dijo: -«Es
imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo.»
Pedro se puso a decirle: -«Ya ves que nosotros lo
hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo: -«Os aseguro que quien deje casa, o
hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el
Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y
hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones- , y en la edad futura,
vida eterna.»
El relato
evangélico menciona a un personaje anónimo que se acerca a Jesús deseando heredar
la vida eterna. Es la narración de una triple frustración: la de la riqueza, la
de la bondad y la del amor.
- El que se
acerca a Jesús “era muy rico”. Pero Jesús trata de ayudarle a entender que no
es tan rico como parece. “Una cosa te falta”. Tiene todo, pero le falta el
verdadero tesoro, que sólo puede ser alcanzado mediante la caridad.
- El personaje
busca la bondad. Es más, la ha estado cultivando durante toda su vida, mediante
el cumplimiento de los mandamientos. Parece estar satisfecho de ello. En
realidad busca la bondad, pero no es capaz de seguir al que es Bueno y modelo
de la bondad.
- Jesús se le
quedó mirando con cariño, pero él no percibió el sentido de aquella mirada. El
amor, como la fe y la esperanza, implica la alteridad.
En un segundo
acto, Jesús afirma con claridad que los ricos tendrán una gran dificultad en
admitir a Dios como su rey, si han puesto su confianza en la riqueza.
En un tercer acto
toma Pedro la palabra:
• “Nosotros lo
hemos dejado todo y te hemos seguido”. Nos asombra la generosidad de los
llamados por Jesús. Pero nos inquieta pensar que ese seguimiento ha de ser
renovado cada día. Porque aun los que han dejado todo por seguir a Jesús, un
día lo dejarán a Él.
• “Quien deje
“todo” por mí, recibirá en este tiempo cien veces más, con persecuciones”. Los
bienes fundamentales no son los tesoros materiales, sino los amores familiares.
Quien sigue al Señor los valora como nadie, pero sabe que no son el último
bien.
• “Y recibirá en
la edad futura vida eterna”. La vida definitiva que buscaba aquel personaje
rico no queda asegurada por las riquezas. Y tampoco por el cumplimiento fiel de
los mandamientos. Sólo llega a esa vida sin ocaso quien sigue al que es el
Viviente y es la Vida.
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