miércoles, 15 de diciembre de 2010

PREGON DE ADVIENTO




No quiero dejar pasar este tiempo de Adviento sin intentar expresar lo que siento y que habitualmente se me hace tan difícil. Durante este tiempo se nos dice que debemos estar preparados, despiertos para recibir al Señor. Se que hay muchas cosas en mi que debería cambiar y  de las que me avergüenzo, pero, aunque pongo empeño, mi carácter humano me vuelve hacer caer una y otra vez en los mismos errores: mi egoísmo, mi soberbia, mi orgullo, mi intolerancia, mis miedos, mis frustraciones  me transforman en algo que no me gusta y, a veces, no me reconozco. También se que, al darme cuenta de todo esto,  lo mejor que puedo hacer es depositar toda mi confianza el El, arrepentirme, proponerme cambiar de verdad, y no quedarme en una mera manifestación de intenciones.

Sorprendentemente me doy cuenta de que El está siempre conmigo, a mi lado, y especialmente en esos momentos en los que siento haberle fallado y me doy cuenta de mi pequeñez,  es cuando más siento su presencia, y siento la necesidad de estar a solas con El.  A veces me siento como un bicho raro y no soy capaz de decirle a nadie lo que siento, por miedo al rechazo. Y es que, hasta el momento,  no encontré en ningún ser humano el amor que encuentro en El.  Soy capaz de sentir una paz y una fuerza que me hace enfrentar cualquier situación (por muy dura que me parezca) y en numerosas ocasiones  ni yo sé de donde consigo sacar la entereza para salir adelante. Quizá todo esto suene raro, pero es como lo siento.

Estos días todo a mi alrededor me recuerda que, una vez más, ya casi está aquí … Se acerca la Navidad: las luces en la calle, los adornos en los escaparates, las felicitaciones navideñas… pero a pesar de ello no siento ningún interés por adornar mi casa, enviar felicitaciones,  preocuparme por el menú navideño, ni siquiera pensar en los regalos que, siempre por estas fechas me veo en la obligación de hacer.  Sin embargo, lo que si siento es una alegría y una felicidad que me invade a cada momento con mayor intensidad  a medida que se va acercando el día de Navidad, y que hace que todo en mi sea diferente: puedo decir que soy  feliz. Y es desde aquí que quiero pedir Su ayuda,  para vencer mi cobardía y ser capaz de transmitir lo que siento, y es que tengo la certeza de que, una vez más, voy a tener la suerte de ser yo quien reciba el mejor regalo,  que quiero disfrutar y compartir en toda su magnitud: el nacimiento del Señor.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por este comentario sobre el Adviento y la Navidad.
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