jueves, 8 de diciembre de 2011

PALABRA DE VIDA

INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARIA.


Lectura del santo evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor


“Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”
Ojala entendamos como María que servir es reinar. Dios no es un amo que esclavice, sino que libera. Sometiéndose al querer de Dios, como lo haría después su Hijo, se hace verdaderamente libre.
o que Dios quiere de ti es eso, que seas libre, que te liberes de todo tipo de ataduras, que crezcas en el amor.
La verdadera libertad no es la que deja guiar por el capricho o el egoísmo, sino por la fidelidad y el servicio.

Queremos fijarnos en ti, María, la Madre del Adviento, para aprender la manera de recibir a Jesús.
Tú eres nuestra Madre y nuestro modelo.
Nos enseñas a decir: ¡Ven, Jesús!.
Nos enseñas a decir: Sí, hágase tu deseo en mí.
Nos enseñas a guardar la Palabra en el corazón.
Nos enseñas a superar el pecado que es negación.
Nos enseñas a creer y esperar.
Nos enseñas a vivir en el servicio y la entrega.
Gracias por tu sí, María, gracias por tu ejemplo.

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