miércoles, 10 de marzo de 2021

MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DE CUARESMA


Texto del Evangelio (Mt 5,17-19):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: No he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra aue deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el Reino de los Cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos».

Comentario.

En el cristianismo, es Dios quien se acerca al hombre.

Como recordó San Juan Pablo II, Dios desea acercarse al hombre, Dios quiere dirigirle sus palabras, mostrarle su rostro porque busca la intimidad con él.

Jesús, pues, con su presencia lleva a cumplimiento el deseo de Dios de acercarse al hombre. Por esto, dice que «no penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mt 5,17). Viene a enriquecerlos, a iluminarlos para que los hombres conozcan el verdadero rostro de Dios y puedan entrar en intimidad con Él.

En este sentido, menospreciar las indicaciones de Dios, por insignificantes que sean, comporta un conocimiento raquítico de Dios y, por eso, uno será tenido por pequeño en el Reino del Cielo. Y es que, como decía san Teófilo de Antioquía, «Dios es visto por los que pueden verle; sólo necesitan tener abiertos los ojos del espíritu (...), pero algunos hombres los tienen empañados».

Aspiremos, pues, en la oración a seguir con gran fidelidad todas las indicaciones del Señor. Así, llegaremos a una gran intimidad con Él y, por tanto, seremos tenidos por grandes en el Reino del Cielo.

(Cfr. Catholik-blog y Misa diaria y Liturgia practica)

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