miércoles, 18 de julio de 2012

IN VERBO TUO DOMINI

MIÉRCOLES DE LA XV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO



El Señor ha revelado el tesoro de las cosas del cielo a la gente sencilla, a los soberbios que queremos ser humildes, a los que nos sentimos necesitados de Dios; en realidad es así, recibimos la fe, porque levantamos nuestra mirada a Dios, porque nos dejamos llamar, nos dejamos curar las heridas, nos sentimos sedientos del Agua Viva, de la Verdadera Vida.

Gracias Dios, porque te ha parecido mejor que por medio de las dificultades nos acerquemos a ti, gracias por los sufrimientos y tribulaciones que nos hacen sostenernos en la fe, que nos mueven a seguir clamándote, gracias porque de algo malo se puede sacar lo bueno, el acercarnos a Ti.

Así como el Padre ha entregado todo al Hijo, hoy quiero amado Jesús, entregarte todo a ti, quiero pertenecer del todo a Ti, dame la gracia de poder hacerlo. Amén


martes, 17 de julio de 2012

IN VERBO TUO DOMINI

MARTES DE LA XV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


Señor Jesús,
hoy me reconozco entre aquellos
que habiendo recibido mucho,
pueden despreciarlo todo.
Despiértame para reconocerte
en los signos y las palabras
en los que Tú quieres hacerte presente cada día.

domingo, 15 de julio de 2012

PALABRA DE VIDA

DECIMOQUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINACIO - CICLO B



La Palabra de Dios hoy nos dice: el profeta es un enviado de Dios. Jesús, el verdadero y supremo profeta, hace a sus discípulos partícipes de su misma identidad. Así como él ha sido enviado por el Padre, envía él a sus discípulos.

Los católicos somos enviados al mundo entero a transmitir la Palabra de vida que cura y libera. Y es fundamental que el modo de transmisión y la vida de los que transmitimos se corresponda con aquello que esa Palabra anuncia. Por desgracia, no siempre es así y, aunque esto no invalida el mensaje evangélico, la incoherencia de vida puede mermar mucho la eficacia del anuncio y el testimonio. En este punto es importante que cada cual se examine a sí mismo. Decía san Doroteo que “la causa de toda perturbación consiste en que nadie se acusa a sí mismo”. Entre los cristianos existen santos y pecadores, completamente entregados, o que viven a medio gas o, incluso, en contra de lo que dicen profesar. Las palabras de Jesús hoy han de ser un espejo en que cada uno debe mirarse a sí mismo.

Todos los cristianos, enviados de un modo u otro, a testimoniar y anunciar el Evangelio según nuestra vocación, somos invitados a reflexionar sobre la calidad de nuestro testimonio y sobre nuestra coherencia de vida. Como aquellos discípulos, enviados de dos en dos, tenemos que comprender que para poder cumplir esta misión tenemos que empaparnos antes de esta palabra viva que es el contacto personal con Jesucristo. El mero hecho de ser enviados puede ya ser un signo de que, en cierto sentido, nos convertimos en extranjeros en nuestra propia tierra en la que la Palabra puede encontrar una fuerte oposición. Y es que es cierto que la Palabra que Dios nos dirige es con frecuencia incómoda, difícil de aceptar, ya que denuncia lo que en nosotros y en nuestro entorno la contradice. Pero tenemos que tener también la certeza y la experiencia personal de que, pese a esas dificultades, lo que la Palabra de Dios quiere transmitirnos es, en realidad, una buena noticia, una bendición.

En una palabra, es fundamental que cada uno de nosotros los creyentes, elegidos y enviados, encarnemos en nosotros mismos, en nuestras actitudes, palabras y obras, que la fe que creemos y profesamos es realmente una Buena Noticia.